miércoles, 4 de agosto de 2010

Alégrate que viene lo mejor porque vamos para adelante, y de eso yo me encargo

I

De las estatuillas italianas, los zapatos iraquíes y los botines de Naolinco.
Opción a: aventarle un botín Victoria a Felipe Calderón.
Opción b: tirarle un zapato iraquí a George Bush.
Opción c: lanzarle una estatuilla italiana a “Benito” Berlusconi.
Cualquiera de las opciones que quiera, la modernidad ha creado nuevos espacios de comunicación entre las clases gobernantes -generalmente acaudaladas, arropadas por negocios en lo oscurito y, como celebraba el célebre Yayo Gutiérrez, con negocios lisitos, más que lícitos- y todos aquellos que nos preciamos de vivir en el error (traducción: fuera del presupuesto).
Por eso ahora los caminos de la vida pasaron a ser los caminos del bizarrismo mágico, expresión que tiene como fundamento la línea del tiempo que Robin Matus irá a entregarle a Sergio Pitol la próxima semana.

II
Como de todos modos desde la política los políticos hacen puras cosas que no tienen pies ni cabeza, desde las tribunas como ésta que usted, sensual lectora, ilustre lector, tienen a bien visitar, pues no podemos quedarnos atrás y seguimos con el ejemplo a nuestras autoridades.
Así, he querido inventar la primera columna política que no habla de los políticos, porque casi no hay nada que decir de ellos. Mejor es decirles a ellos qué hacer.

De los planes, nombramientos y otros menesteres indignos de un cronopio

Ya que en la actual crisis sistémica el panorama se vislumbra poco alentador, oscuro en sus principios, en sus medios y en sus finales, y faltaba más, con el completo (des)apoyo de la federación, lo único que nos queda a nosotros, los que como veracruzamos sí votamos por el que debíamos votar, he aquí algunas líneas estratégicas de acción.
1. “Yo no tendré nada que ver con su Revolución a menos que las cabezas comiencen a caer como granizo”.
La visita de Carlos Slim y Lorenzo Zambrano a Washington tuvo algunos pormenores indignos de detallarse: las palabras de Calderón, y la actitud entera de las “instituciones” nacionales.
La solución a todos nuestros problemas, nos aseguran los hechos, vendrá de un liderazgo fuerte, comprometido con el desarrollo de un grupo en particular de la población. Así es como hemos de fortalecer nuestra competencia, nuestra libre empresa, nuestro desarrollo neoliberal.
México, país competitivo, debe fortalecer sus vínculos de cooperación con otros países tan desarrollados como el nuestro. El caso de los más de cinco mil policías mexicanos entrenados por las fuerzas del orden colombianas no debe preocuparnos.
Tampoco que durante los años noventa México haya sido el país con más militares entrenando en la Escuela de las Américas, antes avencidada en Panamá y ahora con su campus en los Estados Unidos.
“La fortaleza de nuestro desarrollo está ligada a la solidez de nuestra democracia.”
Los grandes avances en la consolidación de nuestros procesos electivos han sido ampliamente innovadores: ahora incluso los estudios de la calidad democrática son los que han encontrado los diez mandamientos de Moisés.

2. “Vamos a salir a pelear contra alacranes gigantes por la democracia”
Con el escudo mágico chamánico usted podrá rechazar toda clase de autoridad y le podrá espetar cuanto improperio pueda vituperar mientras traiga el escudo espiritual, antroposcómico y musical.

3. “Lo que pasa es que la banda está bizarra, está bizarra, está bizarra”
Las Palabras. A las palabras se les pueden poner más palabras, anteponerle palabras a las palabras.
Octavio Paz las mató, las baleó.
Jaime Sabines las perfumó.
José Emilio Pacheco ha vivido toda su vida con ellas.
Y Los Reyes las llaman ¡perras sedientas!
Pero son las l-e-t-r-a-s las que más les preocupan.
El sonido que producen sus choques, estrambótico
o los giros inesperados, raros.
Las palabras son llevadas por el viento y son el viento mismo.
También las palabras nos cuentan la historia, la de las personas con voz y la de las personas sin voz.
Unos las escriben, otros las leen. Hay quienes las recitan de memoria y otros que las inventan, las transforman, las cambian por otras, camaleones.
Con las palabras se pueden contar historias porque están llenas de vida.
Las palabras son la vida misma.
No La Palabra.

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